Después del estudio de este documento, de nuestra experiencia como docentes y de las necesidades de los estudiantes, la respuesta sería rotundamente negativa. Sin embargo, desafortunadamente como maestros esta opción sigue siendo nuestra salida fácil para poder evaluar el aprendizaje de un alumno, ya que el diseño de las estrategias de aprendizaje y evaluación suponen una observación exahustiva no solo de los contenidos conceptuales y procedimentales, sino actitudinales, y éstos no son tan perceptibles y medibles en una hoja de papel, sino que se requiere un trabajo colaborativo incluso con otros docentes para poder medir dichas actitudes.
Aún a esta fecha, los sistemas de evaluación oficiales ofrecen un examen como evidencia del aprendizaje de cierto periodo, llámense exámenes parciales, finales, de admisión o de titulación. Reconozco que por ejemplo, en el caso de los exámenes de admisión, las autoridades encargadas de elaborarlos hacen su mejor esfuerzo para que los contenidos de los reactivos elaborados sean lo más apegados a la realidad de los estudiantes, pero ¿qué no estamos leyendo que no siempre son significativos y situados? Entonces, ¿de qué sirve tener estos nuevos conocimientos como docentes si los altos mandos de nuestro sistema educativo aún siguen escudándose en esas pruebas poco fieles y que no nos aportan la realidad de nuestro esfuerzo como maestros, alumnos e incluso padres de familia?
Regresando a la cuestión principal, quizá unas simples preguntas no aportan mas que evidencia de los contenidos conceptuales, podríamos hacer el intento de que estas preguntas reflejaran la comprensión de los contenidos procedimentales (en algunos casos), pero de ninguna manera habría que confiar la evaluación de los contenidos actitudinales en aspectos que debemos evaluar de acuerdo a la experiencia propia y de los estudiantes.
Aún a esta fecha, los sistemas de evaluación oficiales ofrecen un examen como evidencia del aprendizaje de cierto periodo, llámense exámenes parciales, finales, de admisión o de titulación. Reconozco que por ejemplo, en el caso de los exámenes de admisión, las autoridades encargadas de elaborarlos hacen su mejor esfuerzo para que los contenidos de los reactivos elaborados sean lo más apegados a la realidad de los estudiantes, pero ¿qué no estamos leyendo que no siempre son significativos y situados? Entonces, ¿de qué sirve tener estos nuevos conocimientos como docentes si los altos mandos de nuestro sistema educativo aún siguen escudándose en esas pruebas poco fieles y que no nos aportan la realidad de nuestro esfuerzo como maestros, alumnos e incluso padres de familia?
Regresando a la cuestión principal, quizá unas simples preguntas no aportan mas que evidencia de los contenidos conceptuales, podríamos hacer el intento de que estas preguntas reflejaran la comprensión de los contenidos procedimentales (en algunos casos), pero de ninguna manera habría que confiar la evaluación de los contenidos actitudinales en aspectos que debemos evaluar de acuerdo a la experiencia propia y de los estudiantes.