lunes, 17 de mayo de 2010

Algunas cositas

Viernes 14 y sábado 15 de mayo 2010:


viernes, 7 de mayo de 2010

Los saberes de mis estudiantes


Para la elaboración de este ejercicio, hice un pequeño estudio con dos de mis cinco grupos de estudiantes, en una lluvia de ideas me di cuenta de que son pocos los que tienen computadora en su casa, y más pocos aún los que cuentan con el servicio de Internet. Pero eso no es obstáculo, ya que todos tienen cerca algún ciber café donde pueden trabajar con esta tecnología.

1) ¿Qué saben hacer mis estudiantes en internet?

Entre las aplicaciones que utilizan mis alumnos son: la mensajería instantánea (Messenger), los buscadores (Google, Yahoo!), consulta de información (Wikipedia, Monografias.com, traductores en línea), redes sociales (Facebook, Twitter, Fotolog) y entretenimiento (Youtube, Ares) con diferentes intenciones, desde comunicación y socialización, diversión, ocio, actividades escolares, etcétera. Claro, de este punto no puede escapar la pornografía y la violencia como contenidos latentes en los medios, que se hacen presentes en la mayoría de los alumnos, dada su edad y la poca vigilancia que los padres mantienen ante lo que observan sus hijos.

2) ¿Qué podemos hacer para aprovechar esos saberes en el aula?

En este semestre traté de implementar la recuperación de actividades en línea, después de que los alumnos, por uno u otro motivo, no podían realizar las evidencias en el aula y no aprovecharon la segunda oportunidad (sabatina). Creé un blog con instrucciones lo más detalladas posible, pero no funcionó. Les comentaba esto a mis alumnos y llegamos a la conclusión de que, aunque llevan materias especializadas en aplicaciones por medios digitales, se requiere de una práctica constante para dominar esas herramientas, y como la mayoría de ellos no cuenta con acceso desde su casa, esto genera un costo que no todos pueden solventar. Además (palabra de alumnos), ellos aún requieren de un asesor o facilitador presencial, ya que las instrucciones en línea a veces pueden ser confusas o generan inseguridad ante la ausencia de un maestro que nos resuelva nuestras dudas (empiezo a hablar en primera persona, ya que algunos lo vivimos “en carne propia” en esta especialidad).

Aún así, los muchachos quieren explorar nuevas experiencias y desean conocer cómo es el trabajo en línea. Yo les comentaba un poco acerca de esta especialidad que sus profesores tomamos actualmente y se mostraron más interesados en este tipo de proyectos.

3) ¿Quién van a enseñar a quién y qué le enseñará? y ¿dónde lo harán?

Aunque tienen maestros especiales en ese tipo de asignaturas, creo que la mayoría de los docentes contamos con conocimientos básicos que podemos compartir con los estudiantes; sin embargo, creo que los aprendizajes autónomo y colaborativo tienen un gran papel en esta función, ya que ellos mismos pueden explorar estos conocimientos y auxiliarse de sus pares. El aula de informática es el sitio ideal, pero no el único. Desde los cibercafés, casas de compañeros o incluso los equipos personales de nosotros los docentes, podemos integrar poco a poco a los alumnos en nuevos horizontes de aprendizaje y explotar la facilidad que tienen estos chicos de dominar tecnologías que algunos de nosotros aprendimos “con sangre”.


Entre los
conocimientos que pueden aprender está el uso del correo electrónico, la descarga de archivos y la interacción con otras personas en redes sociales, evidenciando su aprendizaje enviando correos, creando una carpeta de evidencias digital o participando en foros.


Leyendo las aportaciones de mis compañeros en sus propios espacios, veo similitudes como el temor al uso de nuevas tecnologías por parte de los alumnos, además de poca infraestructura para cubrir lo que demanda la RIEMS en materia de competencias tecnológicas. Otra semejanza es que los alumnos prefieren darle al Internet un uso meramente de entretenimiento, sobre la oportunidad de aprender en sitios confiables.

La aventura de ser maestro


Creo que en más de una ocasión nos sentimos identificados con las palabras que nos proporcionaba Esteve; en mi caso personal, lo visualizo como un ciclo de vida en el que en la introducción, las "ganancias" son pocas, pero se pronostica un crecimiento; mientras alcanzamos el grado de madurez, las cosas pueden tambalearse, y es así donde nos encontramos con las citadas dificultades.

Ahora bien, algunas escuelas desafortunadamente siguen viendo nuestra labor como un negocio, sobre todo el caso de las escuelas particulares, donde al alumno (cliente) se le vende la idea de que tiene siempre la razón, por ser el proveedor económico. Con tal de no invertir muchos recursos, a un mismo maestro se le asignan materias que no son de su área, por lo que el dominio de los contenidos es igual o en algunos casos menor que el de los estudiantes; comprendo que se lee patético, pero lo he visto de muchas maneras en la práctica y el maestro tiene dos opciones: o se actualiza, investiga, y batalla y suda a morir con tal de tratar de sacar adelante la materia, o hace como que puede y solo reparte clases, aplica cuestionarios, encarga resúmenes...

No creo que sea el caso de las personas que estamos en este diplomado-especialidad, ya que considero que una de las principales razones por las que estamos inscritos en ella (de acuerdo al foro anterior) es el deseo de superarnos para aprender a hacer las cosas bien. Sin embargo, y parafraseando a Esteve, algunos compañeros maestros, sobre todo los de nuevo ingreso a nuestros planteles, estarán en las mismas condiciones que nosotros... en mi caso personal, veo a esos maestros "novatos" como mi reflejo de cuando inicié en esta profesión. Ellos son mis espejos, y trato de resolver con ellos los conflictos que viví en su momento y ellos viven actualmente.

Debo admitir que dichos "novatos" me han sorprendido mucho, tienen mucha iniciativa, conocimientos y ganas de aprender, superarse, por lo que para mí es un honor poder ayudar a que crezcan, y aunque considero pobre mi aportación (a comparación de maestros con años de experiencia), a final de cuenta los frutos son el conjunto de todas esas aportaciones.

Espero que hayan disfrutado tanto como yo la lectura de este texto, y que sigamos colaborando con nuestro crecimiento, apoyándonos en los comentarios de los foros.

Un saludo.

Mi confrontación con la docencia


Todo inició en la preparatoria…

Yo tenía 16 años cuando cursaba en la preparatoria una de las asignaturas que se asemeja a la Orientación Vocacional; después de contestar algunos cuestionarios, tenía algunas opciones que me hacían dudar de la veracidad de las pruebas (o de mi sinceridad al contestarlas); las cartas fuertes eran: Artes Visuales y Psicología.

Sinceramente, no me visualizaba en ninguna de las dos carreras, por lo que empecé a buscar planes de estudios y por fin encontré una carrera que fundía dos de mis áreas de interés, y esa carrera fue Ciencias de la Comunicación con Especialidad en Publicidad.

Después de un semestre, todo parecía bien, y algo totalmente alterno cambió mi manera de visualizar el futuro profesional: fui invitado a impartir clases de catecismo, lo que hice durante cuatro años aproximadamente, y sólo trabajé con niños. En ese lapso fui invitado a la sierra Tarahumara en Chihuahua, donde mi nuevo reto fueron los adultos; aún así, tenía demasiado tiempo para preparar mis intervenciones, además de que la Parroquia a la que pertenecía nos preparaba constantemente.

Terminé mi carrera y comencé a trabajar de diseñador gráfico, pero por ser un empleo muy inconstante, comencé a evaluar los estudios que había tenido, y llegué a la conclusión de que debía tomar un nuevo rumbo: recordaba el trabajo que habían hecho en mí algunos docentes (sobre todo del nivel superior) y tomando su ejemplo, busqué oportunidades para iniciar mi carrera docente. Y por fin inicié en enero de 2006 en una pequeña escuela particular, impartiendo materias de Taller de Lectura y Redacción, Literatura y Comunicación.

Mi primer contratiempo fue que en esa escuela tenía a varios alumnos que yo había conocido a través de la Iglesia, pero traté de separar los roles, ya que del trato demasiado fraterno, tuve que pasar a algo un poco más uniforme y serio, ya que al ser el maestro más joven de la institución, muchas de las acciones fraternas podrían tomarse a mal (sobre todo con las chicas).

Mi segundo contratiempo ocurrió cuando mis alumnos presentaron los primeros exámenes: el índice de reprobación fue demasiado alto y eso me hizo cuestionarme si verdaderamente estaba haciendo bien mi trabajo; mi “tranquilidad” surgió cuando vi que la mayoría de los maestros ayudaba de una u otra manera a los alumnos y hasta llegué a escuchar de uno de ellos el famoso “no pasó, lo pasé”…

Fue ahí cuando hubo un choque de ideas: primeramente, la frustración de ver cómo los maestros se prestaban a una especie de corrupción al acreditar alumnos con tal de mantenerlos en la institución, ya que “si hay alumnos hay sueldo”; por otro lado, me motivó más a no ser como ellos, y hacer que realmente los alumnos ganaran sus calificaciones, a través de actividades, proyectos y evaluaciones constantes. Hasta ese entonces no nos habían proporcionado preparación alguna, ya que la máxima ayuda que nos puede proporcionar dicha escuela es la de un cierto porcentaje de beca en una Maestría en Educación Superior (que está a punto de clausurarse por falta de alumnado).

Un año después de entrar a esa institución se redujo el número de alumnos y por consiguiente el número de horas clase, por lo que busqué mi primer segundo empleo. Consistía en dar asesorías a trabajadores de Centros Comerciales Soriana en sus sucursales. Inicié con una sola, para completar el sueldo que había perdido en la primera escuela, pero por el desempeño me dieron dos sucursales más.

Los promedios de mis alumnos de estas asesorías se incrementaron más de lo normal, por lo que me querían dar más sucursales… desafortunadamente por cuestiones personales tuve que abandonar este empleo y sus satisfacciones personales (incluso sobre las materiales)

Al siguiente año me llamó el coordinador académico de la primera escuela, que además de ser preparatoria cuenta con carreras profesionales, y desde el 2008 también trabajo en la Facultad de Comunicación de la misma “empresa”.

El choque familiar (sí, familiar) entre las dos escuelas hizo que a partir de mayo del 2008 solo laborara en la Facultad, por lo que empecé a buscar trabajo nuevamente y heme aquí, a partir de agosto de 2008, en el Conalep Guadalupe, donde he descubierto muchas más facetas del proceso de enseñanza y aprendizaje.

Dentro de este año y medio que llevo laborando en el Plantel, he redescubierto de muchas maneras mi labor como docente. Primeramente, que para esta tarea se requiere una preparación constante, ya que al mismo tiempo que la sociedad cambia, nosotros como colaboradores del proceso de enseñanza y aprendizaje, debemos ir a la par con el cambio de nuestros alumnos; el conocer los nuevos modelos y su sustento; reconocer nuestras áreas de oportunidad y nuestras fortalezas. En mi caso particular, éstas son:

  • Áreas de oportunidad: La experiencia que crece con la preparación; además, intentaré organizar mejor mi tiempo, pues con dos empleos y dos cursos, hay poco tiempo para otras actividades (incluso las personales)
  • Fortalezas: La juventud, el empeño y la colaboración, además de la idea de que las cosas salen mejor si se trabaja en conjunto e integralmente, por lo que busco esa integración con la mayoría de los compañeros maestros del plantel para unir nuestros esfuerzos por lograr mejores productos de aprendizaje.


Actualmente intento aprovechar al máximo los recursos proporcionados por el Plantel, explotando al máximo el uso de la tecnología y los medios de comunicación (el lunes tendremos nuestro primer programa de radio en línea)

Y es así como he conjugado algo de lo que me apasiona en la vida:

  • La comunicación, propiamente dicha, ya que es un recurso indispensable en la práctica docente.
  • El diseño gráfico, al usarlo como herramienta en la elaboración de materiales didácticos y en las actividades del plantel.
  • La psicología, pues requerimos de conocimientos básicos de ella para tratar con algunas situaciones de conflicto.

Autoevaluándome, considero que aún me falta mucho por aprender, y por ello estamos aquí.